la media

El nacimiento de la media, tal como se entiende en la acepción moderna, se remonta a la Edad Media, cuando la seda comenzó a ser elaborada precisamente para producir este tipo de prenda. Sin embargo, como en los siglos precedentes, fueron utilizadas exclusivamente por los hombres, sin embargo, en el momento en que a las mujeres fue concedido mostrar las piernas, las medias encontraron su lugar entre las prendas femeninas, hasta volverse – en las versiones transparentes de seda – símbolo del lujo.
Un lujo destinado obviamente a pocas mujeres. Hasta que, en los Años Veinte, con la invención del rayón – bautizado “seda artificial” – las medias relativamente transparentes se volvieron accesibles para una franja más amplia de la población. Se trataba de medias producidas con el sistema de malla moldeada y cosida.
Pero hubo que esperar hasta fines de los Años Treinta para asistir a una verdadera revolución, en la que seguramente no pensaba el químico francés Eleuthère Irénée Du Pont de Nemours, cuando – habiendo inmigrado al estado americano Delware – abrió un establecimiento para la producción de polvo negro. Precisamente en esa pequeña empresa familiar, en 1938, nació el nylon inventado por Wallace H. Carothers, la primera fibra sintética, que fue definida “resistente como el acero y delicada como una telaraña”.
El año sucesivo, las medias de nylon comenzaron a ser vendidas en pocas tiendas de Wilmington, el centro en el cual tenía sede la DuPont de Nemours.
En 1940, con el inicio de la segunda guerra mundial, la producción de medias de nylon en los títulos más finos fue interrumpida y las mujeres se dibujaban en las piernas aquella costura posterior que caracterizaba sus amadas "compañeras" cotidianas. Terminado el conflicto, reaparecieron con todo su encanto: frente a las tiendas se formaban largas filas de mujeres.

LAS medias En el poSguerra
Los Años Cincuenta llevaron a una nueva revolución - que se expandió inmediatamente en los Estados Unidos y Europa - la de las medias sin costura, que se enriquecieron con otros velados y nuevos colores, mientras que los progresos tecnológicos volvieron el nylon menos costoso, o sea, más accesible. Con los Años Sesenta llegó la segunda revolución en el mundo de la calcetería: otra vez con la firma de DuPont. El coloso americano lanzó al mercado su elastano llamado Lycra.
Inicialmente, la fibra se utilizó para las medias de compresión médicas, sin embargo, cuando en la primera mitad de 1965,
André Courrèges y Mary Quant lanzaron la minifalda, las pantimedias se abrieron camino, aportando una mejor vestibilidad. Las pantimedias opacas se impusieron como nuevo argumento de moda, fruto del encuentro entre la tecnología de la malla circular y los nuevos hilados de nylon texturizado.
En los períodos sucesivos técnica y moda continuaron juntos, reavivando la escena del mercado con el advenimiento de medias y pantimedias de encaje en los Años Setenta, imponiendo los velados elegantes de aspecto sedoso en los Años Ochenta y culminando en la investigación del máximo confort en los Años Noventa.

Actualmente, el éxito de las pantimedias es fruto de una mezcla ejemplar de gusto, innovación tecnológica, elección minuciosa de las materias primas y elaboración de alta calidad. Detrás de este éxito hay un distrito, que se concentra en Castel Goffredo, en provincia de Mantua. En esa área definida “la capital de la media”, encontramos codo a codo las grandes marcas y las empresas más pequeñas, que comparten de este modo ese conocimiento difuso “que traduce el saber científico en lo que la gente sabe hacer, y crece y se renueva gracias al cruce de relaciones familiares y amistosas”.